
Push y Pull, ¿cuál estrategia del Marketing te viene mejor?
Hace un par de meses, cuando decidí dedicarle unas horas de mi tiempo libre al apasionante y desvelado trabajo de “pinchar discos” –bueno, más bien, poner vídeos y música noventera en un bar de la ciudad-, me di a la tarea de buscar la mejor opción en el mundo de los controladores digitales. Después de preguntarle a un amigo Dj –ese sí que lo es en toda la extensión de la palabra-, abrí mi navegador y comencé la búsqueda. No estaba familiarizado con el tema, a pesar de ser todo un aficionado de la música y los vídeos musicales; así que dejé que la web me fuera llevando de un sitio a otro buscando el aparato que mejor se adaptara a mis necesidades.
Pasó un rato. Y entre un sinfín de opciones, encontré la que más me llenó el ojo, el gusto y que no supondría una amenaza latente a mi bolsillo. Fue a través de la web de una tienda de electrodomésticos que di con el Pionner Dj Wego 4W. Las fotos me convencieron. Y la promoción –mensualidades sin intereses- aún más. Cerré el navegador y me lancé a la tienda. Y en menos de unas horas ya estaba haciendo pruebas aventándome mis primeras mezclas.
Los siguientes días, sucedieron cosas extrañas mientras navegaba por la red. Mientras le daba al scroll del Facebook, cada equis número de publicaciones, me aparecía publicidad variada sobre Controladores para Dj. Luego, otros más en la barra lateral izquierda, en los anuncios pagados por la misma tienda de electrodomésticos u otras tiendas más. ¡Hasta un boletín con ofertas se coló en la bandeja de entrada de mi correo! Y así durante semanas, la misma acción, pero sin reacción de mi parte: yo ya tenía mi controlador y estaba feliz con él. Sí. Me resultaba algo molesto, pero el tiempo diluyó la molestia, porque aprendí que un diferente tipo de mixer era capaz de hacer mejores efectos de audio y video. Y surgió una segunda necesidad: comprarlo.
Este pequeño ejemplo nos muestra características y bondades de dos estrategias del Marketing Digital muy sonadas: Push y Pull.
La estrategia Push –de presión- suele tener, en el mundo del marketing actual, connotaciones más negativas que positivas, que no tiene razón de ser. Es una estrategia tradicional, anclada en el pasado, un tanto invasiva porque va dirigida a todo mundo sin especificar con puntualidad y detalle un determinado público. Podría parecer un estrategia ‘desesperada’ por ofrecer un producto/servicio y cerrar con la compra del mismo. Un spot comercial en televisión, la campaña de emailing con los descuentos del mes o un repetitivo anuncio publicitario en el scroll de tu Facebook pueden ser ejemplos claros de esta estrategia. Si no se maneja bien, podrá hacer que huyan de ti los que podrían haber sido tus clientes potenciales.
La estrategia Pull –de atracción- va más de la mano con todo el mundo del marketing en nuestros tiempos. Por todos los medios y métodos posibles, esta estrategia busca atraer al usuario –cliente- a través de contenidos que le llamen la atención. La gran ventaja que tiene esta estrategia reside en que el cliente/consumidor, sin ninguna clase de presión, se lanza a buscar activamente el producto/servicio que necesita para solventar su necesidad. Busca en un motor de búsqueda. Y si encuentra lo que busca, se quedará allí. Ya depende del negocio/marca retenerlo, hacerlo fiel, darle razones claras de por qué ha elegido bien y podrá seguir haciéndolo cuando en el futuro le surja la misma necesidad.
¿Una estrategia es mejor que la otra? Indiscutiblemente sí, pero eso dependerá de la naturaleza de tu negocio/marca/producto/servicio. Si se combinan ambas, se pueden lograr grandes beneficios de posicionamiento y reconocimiento de lo que vendes o haces.
En mi caso, la tienda de electrodomésticos me aplicó las dos estrategias: una vez que yo racionalicé mi necesidad (comprar un controlador), navegué por la red buscando la mejor opción (estrategia Pull). Encontré el que me llenaba por completo y ese mismo día ya lo había comprado (estrategia Push). Los días siguiente, el bombardeo de publicidad por diferentes medios (estrategia Push) me ayudaron a sumergirme en el mundo de los mezcladores y sus características y aprendí que otros modelos podrían crear mejores efectos (estrategia Pull). Curiosamente, me llegó un correo invitándome a una venta nocturna donde el modelo que se adaptaba mejor a mis necesidades tendría descuento (estrategia Push). En dos días ya lo había comprado.


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